Bitcoin ha sido creado con la finalidad de ofrecer mejores oportunidades económicas que el sistema financiero tradicional, representando una posibilidad de inclusión para todos, y por supuesto también aplica para las mujeres.
Según el director de estrategia de la Fundación de los Derechos Humanos, “Bitcoin es dinero libre en las manos de cualquiera que desee usarlo”, que está fuera del alcance del sistema de degradación del valor del dinero impuesto por los gobiernos y con una red de pagos imparable.
Al contribuir a que las mujeres consigan autonomía económica, Bitcoin estaría promoviendo los derechos de la mujer, ayudándoles a obtener mejores condiciones de vida a medida que continúan luchando con situaciones como el patriarcado, el racismo, la violencia y desigualdad.
No obstante, como lo reseñó Criptonoticias, un informe publicado el año pasado por GrayScale señaló que la mayoría de las personas involucradas con Bitcoin son hombres. Pues solo 41% de los propietarios de criptomonedas en el mundo son mujeres.
Una disparidad de género similar a la existente en las finanzas tradicionales, lo que significa que a pesar de ofrecer un sistema financiero justo y equitativo, el ecosistema de Bitcoin todavía no ha logrado superar esa barrera.
Para la periodista Manasi Vora, no es suficiente que exista la tecnología para resolver problemas. Sino que la verdadera solución es poner las herramientas en las manos de las personas que han sido excluidas por el sistema financiero tradicional a lo largo de la historia.
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Es por ello que en el año 2017 creó la organización Woman in Blockchain (WiB), con el propósito de aumentar la diversidad en el espacio de las criptomonedas proporcionando recursos educativos para facilitar la adopción.
Incentivar y multiplicar este tipo de iniciativas es de vital importancia. Pues de esta manera Bitcoin y las criptomonedas conseguirán su objetivo de fungir como herramientas para la justicia social y económica.